Lo bueno, lo malo, lo feo
Lo malo: Hace algo más de un mes, cuando fui a comprar la medicación básica de Salvador (anticonvulsivo) hice el trámite normal: pido las recetas a la obra social; que se hace cargo del total del importe, por su discapacidad, y pido la medicación a la farmacia de siempre. Me informan que no tienen el remedio, y tampoco lo pueden conseguir porque las droguerías con las que trabajan, tampoco lo tienen. Hago una consulta rápida telefónica a las farmacias más grandes, las que siempre tienen todo, y todas me repiten el mismo versito: " está en falta en las droguerías ". Mientras se me empieza a apretujar el estómago, hago un comentario de alerta mezclada con bronca a mis amigos virtuales, y se activa la catarata de solidaridad. Así aparece un frasco en Maipú, en una farmacia donde trabaja una amiga querida. Otro me consigue mi hermano, en Córdoba. Más tarde otra amiga, una compañera de trabajo, con una frescura envidiable, compra uno más en una farmacia de barrio, sin presen...