La adaptación

La primer semana del jardín terminó.
Lo que vimos:
Salvi no nos extraña en absoluto. Nada. No le importa si estamos con él o no. Parece que hiciera tiempo que estaba esperando que al fin lo lleváramos a un lugar así. Esta semana fue por espacio de una hora cada día, y en los únicos momentos que lloró fue porque alguno de sus compañeritos lloraba, y él, tan solidario, hacía causa común. No fue ningún problema que nosotros salieramos de la salita. Como Agus no empieza las clases hasta la semana que viene tuvo la oportunidad de acompañarlo, incluso de entrometerse, cantar las canciones que conocía y participar de todas las actividades, así que siempre estaba su cara cerca de Salvi, por las dudas de que necesitara apoyo, pero hoy ni siquiera lo dejaron entrar a él, y, nada, el enano agrandado, no se hizo el menor problema.
Conseguimos adaptar una de las sillitas para que la tenga en el jardín, donde queda perfecto para trabajar en las mesitas, a la misma altura que todos los chicos. También le adaptamos un cochecito para que les sea más facil a las maestras transportarlo en las salidas al patio, o como opción para variar la postura.
La conclusión de esta semana es totalmente positiva, estamos felices con él, con el jardín, con todo el personal, con todo lo que se combinó para que esto se haya hecho realidad. No quiero decir que la adaptación esté terminada, todavía faltan semanas de horario reducido, y lo que hoy puede ser perfecto quizá mañana le cueste un poco, pero sé que vamos por el mejor camino.

El sabor es a alegía, a triunfo, a meta concretada...pero también a pequeña penita, ese sabor agridulce de ver a los hijos crecer, hacerse grandes. Sentir que hay cosas que no vamos a ver, que nos vamos a perder, pero que son necesarias para que ellos vayan haciendo su propio camino, ganando autonomía y libertad.
Y hay también unas ganas profundas de agradecer a todos los que de alguna forma participaron para que hoy sea una realidad que Salvador pueda estar empezando su etapa escolar (lo escribo y todavía no lo creo!!!): Rafaela, la amiga de un primo, la primera que nos mencionó el jardín; Silvia, la directora y todo su equipo, que contagian la energía y el impulso para llevar adelante este proyecto único; Cecilia, con su profesionalismo y cariño, apoyándonos en la elección de ESTE jardín; y muchos más. La familia, como siempre, estando en todo; compañeros de trabajo disimulando ausencias para que podamos tramitar todo, los amigos de siempre acompañando la buena intención...imposible nombrar a cada uno, pero todos saben lo importantes que han sido.
La realidad es que hoy se instala en nuestra vida diaria que tenemos dos niños en edad escolar, cada uno con sus actividades, sus horarios, sus obligaciones. Algo que hasta hace poco tiempo ni nos hubiéramos atrevido a imaginarnos.

Comentarios

  1. me pone muy feliz verlos asi!!!que el piojo haya empezado su jardin, con compañeritos, actividades y muchas caritas nuevas..ESTA MUY GRANDE!!!es increible como pasa el tiempo, y una vez mas.. me enorgullese tener primos como uds, que son puro amor para los pequeños.. LOS QUIERO MUCHO!!!!! y les mando un besote enorme..flor

    ResponderEliminar
  2. TE QUIERO MUCHO MUCHO MUCHO SALVI!!!! tu madrina.. flor

    ResponderEliminar
  3. Que alegria haber llegado a esta etapa!!!!!!
    Me alegra saber que Salvi disfruta de este nuevo espacio y han podido acompañarlo todos en familia!!!
    Queremos saber todo de esta etapa!!!

    Ale: en cuanto sepas algo de nuestros amigos en Chile mandame un SMS... estoy preocupada...
    Besos a los 4!!!!
    Fabi

    ResponderEliminar
  4. ME PONE FELIZ SABER QUE LOS PROGRESOS NO SE DETIENEN. ESTO ADEMAS DE ALEGRAR ESTIMULA A SALVI Y TODA SU FAMILIA.
    LES BRINDO MI MAS SINCERO CARIÑO A TODOS, QUE TRABAJAN DIA A DIA PARA QUE EL GORDITO VIVA UNA VIDA FELIZ!!
    LOS FELICITO, SON UN EJEMPLO!
    CELESTE.

    ResponderEliminar

Publicar un comentario

Entradas populares de este blog

En bancarrota

Salvavidas para necesidades especiales. Parte 2

Salvavidas para necesidades especiales. Parte I